¡Deflación a las puertas!
Pues me reitero en mi artículo anterior, agravándolo: los dantescos resultados de una deflación son tremendamente duraderos. No es solo un annus horríbilis lo que se nos avecina... es una larga temporada de problemas enormes; una siniestra pesadilla en la que estaremos mucho tiempo... sin despertar.
Y como de costumbre, nuestro Gobierno (cada día estoy más convencido que no nos merecemos otro mejor, si fuimos capaces de votarle) está catatónico. En puertas de la peor de las situaciones posible, y por añadidura -valga la redundancia- en manos del peor de los gobiernos posible. Apañados estamos, los españoles.