El día
17 de marzo se cumplió el XIV aniversario del atentado en la
Embajada israelí en Buenos Aires, considerado preludio del que dos años después (en 1994) supondría una de las mayores tragedias terroristas en el mundo entero:
el atentado contra la AMIA, en el mismo Buenos Aires.
Veintinueve muertos y centenares de heridos en
la Embajada israelí en Buenos Aires y
ochentaicinco muertos y más de trescientos heridos en
la AMIA son los escalofriantes números tras los cuales se esconden otras tantas tragedias personales... otras tantas vidas perdidas o dañadas.
La carente o equivocada investigación en el primero de los casos -llegó incluso a decirse por parte de las autoridades argentinas que la explosión se debió a
manipulaciones de explosivos desde en interior mismo de la Embajada-, dejó libres a quienes a ciencia cierta dos años después casi triplicaran el número de víctimas mortales en el segundo para campar a sus anchas y preparar el otro atentado.
NADIE, absolutamente
NADIE está detenido por ninguno de esos atentados.
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