Con muy buen tino,
periódicos alemanes y franceses han publicado las mismas caricaturas que provocaron la polémica en
Dinamarca el año pasado y recientemente en
Noruega. La más polémica (
la foto, arriba) ha sido una del Profeta con una granada de artillería en la cabeza y con la mecha prendida.
Nadie en su sano juicio, puede sentirse ofendido por una caricaturización si como en el caso de estas en cuestión, no se atenta contra el buen gusto y el decoro.
A la vista de lo sucedido por las caricaturas en países musulmanes, queda patente de que el
Islam y la
Libertad de Expresión se llevan fatal; son ciertamente,
conceptos antagónicos.
Me quedo con las palabras publicadas en
France Soir:
"No protestes, Mahoma... Aquí, todos hemos sido caricaturizados".
<< Home